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jueves, 6 de marzo de 2014

Retrospectiva: Final Fantasy (Parte II)

¡Hola chic@s! Aquí arrancamos con la segunda parte de esta retrospectiva sobre Final Fantasy donde analizaremos todos los que salieron en PSX (títulos principales). Y para empezar, la revolución de la saga, ya que solo Metal Gear Solid desató la misma pasión. Por supuesto estamos hablando de Final Fantasy VII. La increíble máquina de 32 bits de Sony estaba revolucionando el mercado y se estaba convirtiendo en la favorita de gran parte de los usuarios de todo el mundo, gracias en parte a las excelentes campañas publicitarias de SCE (Sony Computer Entertainment). Aunque había grandes títulos como Resident Evil o Wipeout, desde Japón se había lanzado una bomba informativa según la cual, un juego nipón de próxima aparición sería lo nunca visto en el mundo del entretenimiento multimedia. Liberado de las restricciones artísticas que imponía el software de cartuchos, y armado con la inyección monetaria que supusieron los 30 millones de dólares que le proporcionó Sony, Square se propuso crear un juego capaz de borrar los límites que separaban, hasta ese momento, a los videojuegos de las películas. Con un equipo de más de 100 artistas, Square desarrolló un auténtico gigante que ocupaba tres discos y cuyas pretensiones superaban cualquier frontera establecida hasta la fecha. Abanderado por los dos buques insignia de la saga (una trama espectacular u el peculiar sistema de combate), Final Fantasy VII abría un nuevo mundo en forma de increíbles escenas cinematográficas, las mejores que se habían incluido hasta ahora en un videojuego. Además dichas secuencias estaban integradas en la partida, y redundaban en un orgasmo visual desenfrenado que obligaba a los jugadores a restregarse los ojos con incredulidad al tiempo que luchaban son descanso en escenarios inabarcables y ponían los cinco sentidos en la sesuda trama que se desarrollaba a su alrededor. 

Con el lanzamiento de Final Fantasy VII, Square, más que revolucionar, masacró el viejo género de los juegos de rol. Subió el listón a una altura nunca antes alcanzada, y estableció unas marcas que el resto de desarrolladores de software hubieran querido alcanzar. Había nacido un nuevo género: el "RPG cinematográfico". La trama del juego trataba sobre el uso indiscriminado de la energía vital del planeta por parte de la Corporación Shinra, y que un mercenario llamado Cloud Strife, salido de los suburbios de Midgar, se había propuesto detener semejante maldad. Por supuesto, esto no era más que un preludio antes de la obra maestra, que no dejaría de diversificarse y complicarse por doquier antes de encaminarse con la fuerza de un meteorito hacia un final impresionante que pocos podrían igualar. Aquí en Europa consiguió vender millones y millones de copias, hasta alcanzar cotas nunca vistas. Sin embargo, no todo el mundo sabía como calificarlo. Mientras que unos jugadores noveles se limitaron a dejarse arrastrar por sus atractivos, unos pocos fueron más allá, y convirtieron Final Fantasy VII en el centro de sus mundos, por lo que, al final, el juego acabó rodeado de una estela legendaria que ha dejado una marca imborrable en la historia de los videojuegos. De todos modos, hay que decir que este título ayudó en gran parte a Sony a ganar la guerra de las consolas, destronando a Nintendo como el gran rey del entretenimiento y comenzando a hundir a Sega en un pozo del que no llegó a salir. 

Final Fantasy VII
Tras el fabuloso éxito de Final Fantasy VII, las personas encargadas de los proyectos siguientes se convirtieron en autenticas celebridades en Japón y fuera de sus fronteras. Muchos decidieron llevar al trabajo sacos de dormir para no "perder el tiempo" intentando llegar a casa, ya que centenares de fans de la saga colapsaban la entrada en busca de respuestas sobre un nuevo título de la saga. Durante las primeras fases de desarrollo de Final Fantasy VIII llegaron las cascadas de rumores y mas de uno no podía creer lo que escuchaba. Los personajes principales ya no serían tan pequeños ni deformados, sino figuras de apariencia muy humana. El héroe de esta historia, Squall Lionhart, cambió fuertemente en apariencia de lo que nos tenía acostumbrados la saga. Podría darse el caso de que Square quisiera estudiar la reacción de su público fiel ante la aparición de personajes más realistas, con el fin de prepararlos de cara a la película que se estaba creando en aquel momento (Final Fantasy: La Fuerza Interior). Fuera cual fuera la razón, los usuarios estaban ya tan atrapados por la saga que poco les importaba. Esto no quiere decir, sin embargo, que la audiencia no elevara una sonora queja ante algunos cambios importantes. La desaparición de las armaduras, así como lo insignificante de la potenciación de las armas y la presencia de métodos poco ortodoxos para ganar giles (en este caso, era una asignación por pertenecer a los SEED), levantaron una serie de ampollas entre los seguidores. Pero, al igual que el efecto obtenido por Final Fantasy VII ejerció sobre los no iniciados en la saga, poco pudieron resistirse a la consistencia de la trama y a las excelentes caracterizaciones de Final Fantasy VIII. Pero, a pesar de la valentía que demostró Square al intentar crear un juego único por méritos propios, todos los que adquirieron el título ofrecieron una opinión al respecto: el nuevo sistema de combate precisaba una revisión. 

Final Fantasy VIII
Square, haciendo gala de una enorme consideración para con su enorme base de usuarios, y una habilidad excepcional para escuchar y aprender de las críticas constructivas sin permitir que las mismas dictaran los pasos que debía seguir su saga, desarrolló Final Fantasy IX. Este juego supuso un retorno a las viejas formas de la franquicia, y una especie de homenaje a todo lo que había supuesto la serie de Final Fantasy hasta la fecha. A pesar de desplegar los valores de producción habituales, el juego no podía tildarse de innovador precisamente. De hecho, reunió todas las tradiciones y todos los principios de los mejores juegos de rol que habían debutado antes que él. Para muchos, fue más un viaje a la nostalgia como una aventura nueva; hemos de tener en cuenta que, si bien se desarrolló al mismo tiempo que Final Fantasy VIII, ambos títulos apenas tenían cosas en común. Mediante el uso de corazas, armas y otros objetos los personajes adquirían nuevas habilidades, mientras que en Final Fantasy VIII los protagonistas debían obtenerlas de los enemigos. Además, se obviaron los sistemas libres de clases de los primeros juegos en detrimento de una estructura mucho más reglamentada. Por lo cual, los personajes principales de Final Fantasy IX, nombres como Yitán, Vivi, Garnet y Steiner, disponen de habilidades que solo ellos pueden aprender, y las cuales resulta del todo imposible cruzar. 

Final Fantasy IX.
Las revistas especializadas hoy en día siguen discutiendo sobre cual es el mejor juego de toda la saga. Y vosotros... ¿Cuál pensáis que es el mejor?

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